Luis R. Delgado J.
Septiembre
2016
Una aclaratoria necesaria
Cuando hablamos de nuevas
masculinidades, hablamos de cambios históricos y culturales en la construcción
de género de la identidad masculina, de los varones. Por lo tanto, al
conferenciar sobre masculinidad y cambios inherentes a ella, nos referimos a
los comportamientos, actitudes y formas de ser de los varones en sociedad, y
como estos varían en el tiempo como expresión de cambios estructurales que
atraviesan las sociedades en su devenir histórico.
Los
estudios de género y las masculinidades
Aun cuando los preceptos,
lineamientos y condicionamientos de género, vienen siendo planteados de forma
explícita e implícita, por los diversos sistemas mitológicos, religiosos,
morales, filosóficos y éticos, durante miles de años, a lo largo y ancho del
planeta, en el marco de las múltiples y disimiles culturas y modos de vida
existentes, el estudio científico del sistema sexo-género, y por consiguiente
de la masculinidad, es de reciente data, no más de 40 o 45 años.
Desde hace siglos, antiguos
mitos, textos sagrados como la Biblia, el Corán o el Talmud, filósofos como
Platón y Aristóteles en la antigüedad, o como Kant y Hegel en la modernidad,
han brindado planteamientos donde se definen los roles y atributos del hombre y
la mujer en las sociedades humanas. Cómo deben actuar, cómo deben comportarse,
qué pueden y qué no pueden hacer, son algunas de las interrogantes que estos
sistemas de ideas han tratado de ofrecer, para organizar de forma jerárquica la
sociedad, donde los hombres, lo masculino, tienen preeminencia sobre las
mujeres, lo femenino, es decir, establecer un orden Patriarcal y androcéntrico.
Sin embargo, es en las
últimas décadas, gracias al empuje del movimiento feminista, de las conquistas
progresivas que en materia política, económica, y social alcanzan las mujeres
organizadas, sumado al desarrollo de unas ciencias sociales críticas, que
empieza a construirse un instrumental teórico-científico, que permite el estudio
de las diversas formas de opresión y dominación que han sufrido las mujeres a
los largo de la historia. Un análisis detallado y profundo de las diversas
formas de expresión del Patriarcado.
Aunque el Patriarcado como
fenómeno viene siendo estudiado por la antropología desde el siglo XIX, es la
categoría de género, y todo lo que su desarrollo conlleva, la que permite una
caracterización más precisa de las relaciones sociales entre los sexos. El
concepto y la perspectiva de género desde el enfoque feminista fueron
desarrollados a partir de la segunda mitad del siglo XX.
De acuerdo a Marcela
Lagarde (1996):
“El género
es la categoría
correspondiente al orden sociocultural
configurado sobre la
base de la
sexualidad: la sexualidad
a su vez
definida y significada
históricamente por el
orden genérico”.
Y más adelante
agrega:
“El género es una
construcción simbólica y contiene
el conjunto de
atributos asignados a
las personas a
partir del sexo.
Se trata de
características biológicas, físicas,
económicas, sociales, psicológicas,
eróticas, jurídicas, políticas y
culturales”.
Si bien es cierto, en gran
medida los estudios de género, se enfocan preferentemente en los estudios de la
mujer, siendo el género una categoría sociológica y antropológica que comprende
los roles diferenciales de hombres y mujeres, de la masculinidad y la
feminidad, el estudio del comportamiento de los varones viene siendo asumido
progresivamente. Los estudios sobre las masculinidades, es una línea de
investigación que integra a los estudios de género. Para Aguayo y Nascimento
(2016), los estudios en la región sobre las masculinidades, han avanzado
sustancialmente en los últimos 20 años en la cantidad y calidad de su
producción de datos, debates y aportes teóricos.
La
masculinidad es una construcción histórica y cultural
Siendo la masculinidad la
identidad de género asignada a los varones o a los machos homo sapiens, la misma constituye una construcción histórica y
cultural (Boscán Leal, 2007; Figueroa-Perea, 2016; Hardy y Jiménez, 2001), un
constructo simbólico que ha variado en el tiempo y es variable de acuerdo a las
múltiples culturas existentes. Las masculinidades en nuestros pueblos
originarios variaba desde los grupos Caribes a los grupos Arawac; la
masculinidad de la Roma imperial es distinta a la masculinidad de los italianos
modernos; la masculinidad de la Atenas de Pericles es muy diferente a la
masculinidad de los griegos contemporáneos. Es más, la masculinidad venezolana
de inicios del siglo XX se ha transformado sustancialmente en relación a la
Venezuela del siglo XXI, de hecho, hay ciertas variaciones en la masculinidad
de acuerdo a la pertenencia a determinadas clases sociales.
Comportamientos, actitudes,
formas de vestimenta, prácticas de higiene, prácticas sexuales, modo
comportarse frente a las mujeres, a los niños y niñas, a la paternidad, han
sufrido mutaciones a lo largo del tiempo. Es por ello, que lo correcto es
hablar de Patriarcados o sistemas Patriarcales y no de una forma universal y
única de Patriarcado, ya que la hegemonía masculina ha revestido diversas
formas. Y por otro lado, esta plasticidad histórica y cultural, es la que nos
permite entender que es plenamente posible construir una masculinidad
alternativa que permita instituir una nueva sociedad con igualdad y equidad de
género.
La
masculinidad Patriarcal es hegemónica
Los estudios de género de
los hombres, o las masculinidades, nos plantean un hecho inequívoco e
indiscutible, las masculinidades atravesadas por mandatos Patriarcales, hasta
ahora han sido hegemónicas (Bergara, Riviere y Bacete, 2008). Es decir, las
masculinidades que imperan en buena parte del mundo, las transversalizan
lógicas y prácticas androcéntricas, misóginas, machistas, sexistas y heteronormativas.
Por lo tanto, son
masculinidades que tienden a la reproducción de diversas formas de
sometimiento, opresión, subordinación y explotación de las mujeres. Resulta
interesante constatar que la feminidad hegemónica también reproduce las tramas
y biopolíticas del Patriarcado.
El Patriarcado, como
sistema, tiene en Venezuela sus raíces históricas fundamentales en el periodo
colonial, es una herencia cultural producto de la conjunción de la cultura
misógina greco-latina y la cultura misógina judeo-cristiana, proceso que se
amalgamó durante la Edad Media, y tuvo en el catolicismo su principal sistema
ideológico de justificación.
La masculinidad hegemónica Patriarcal
asume que los hombres son los únicos sujetos sociales que pueden y tienen las
condiciones para gobernar, pensar, comandar, gerenciar, liderar, pelear. Los
hombres deben ser fuertes, competitivos, valientes, violentos. Mientras las
mujeres deben ser obedientes, dóciles, débiles, pasivas, amables,
sentimentales, maternales, sensuales e infantiles.
La
igualdad y equidad de género requiere masculinidades alternativas
Ahora bien, en el proceso
de construcción de una sociedad con plena igualdad y equidad de género, tal
como consagra el Plan de la Patria, es imprescindible la emergencia de nuevas formas
de masculinidad. Deben transformarse las actitudes de los hombres, tanto en el
ámbito privado como en el público. En este orden de ideas, es menester el
cuestionamiento y la deconstrucción de la masculinidad hegemónica Patriarcal,
son necesarias prácticas igualitarias entre hombres y mujeres, donde estas
últimas sean empoderadas, en función de corregir las profundas asimetrías
heredadas.
Si bien es cierto, no todos
los hombres reproducen de igual manera los estereotipos de género o
comportamientos sexistas, no hay duda que todavía prevalecen formas de
discriminación de las mujeres, micro-machismos ocultos que siguen haciendo
daño, aun cuando hay avances jurídicos e institucionales. Seguir el legado del
Comandante Chávez, en relación constituir un socialismo feminista, requiere en
nosotros, los hombres, un proceso permanente de revisión, de autocrítica, de
vigilancia revolucionaria.
El Socialismo Bolivariano
del Siglo XXI, II Objetivo Histórico de nuestro proyecto nacional, implica la
configuración de nuevas relaciones sociales, nuevas formas de sociabilidad,
novedosos marcos axiológicos que redefinan la política, la moral y la ética, en
síntesis, se trata de instituir nuevos modos de producción material y
espiritual, nuevos modos de vida.
Las masculinidad
alternativa parte del reconocimiento de la dignidad de las mujeres como sujetos
con plenos derechos, de reconocer en la población femenina las mismas
capacidades y potencialidades para asumir cualquier tarea o rol social. La
masculinidad alternativa trasciende y repudia las diversas formas de violencia
intrafamiliar, frente a las mujeres, frente a los hijos e hijas. La nueva
masculinidad modifica aspectos sustanciales de la paternidad, en función de un
papel más activo y afectivo en el seno de la familia.
La otra masculinidad
posible y necesaria, entiende que las mujeres pueden y deben acceder a los
diversos espacios de poder en igualdad de condiciones. Que las mujeres también
tienen las condiciones para gobernar, pensar, comandar, gerenciar, liderar y
pelear.
Despatriarcalizar la
sociedad, lograr la igualdad plena entre hombres y mujeres, no es asunto solo
de mujeres, los hombres debemos participar. Renunciando a ciertos privilegios
mezquinos, nos liberamos y crecemos. Una masculinidad alternativa es parte
sustancial en la construcción del hombre nuevo.
Seamos nuevos hombres, y
luchemos codo a codo con las mujeres para construir un mundo libre y con
justicia social.
Bibliografía
AGUAYO, Francisco; NASCIMENTO,
Marcos (2016) Dos décadas de Estudios de
Hombres y Masculinidades en América Latina: avances y desafíos. Sexualidad,
Salud y Sociedad – Revista Latinoamericana. (Disponible en:
http://www.e-publicacoes.uerj.br/index.php/Sexualidad
SaludySociedad/article/view/22550/16097)
BERGARA, Ander; RIVIERE, Josetxu;
BACETE, Ritxar (2008) Los hombres, la
igualdad y las nuevas masculinidades. EMAKUNDE-Instituto Vasco de la Mujer.
BOSCÁN LEAL, Antonio S.
(2007) El feminismo como movimiento de liberación de mujeres y hombres.
Universidad del Zulia.
FIGUEROA-PEREA, Juan-Guillermo
(2016) Algunas reflexiones para dialogar
sobre el Patriarcado desde el estudio y el trabajo con varones y masculinidades. Sexualidad,
Salud y Sociedad – Revista Latinoamericana. (Disponible en:
http://www.e-publicacoes .uerj.br/index.php/SexualidadSaludySociedad/article/view/22451/1611)
HARDY, Ellen; Jiménez, Ana
Luisa (2001) Masculinidad y Género.
Revista Cubana Salud Pública. (Disponible en:
http://scielo.sld.cu/pdf/rcsp/v27n2/spu01201.pdf)
LAGARDE, Marcela (1996) Género y feminismo. Desarrollo
humano y democracia. Editorial HORAS, España.
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