Por Eglims Peñuela Lovera
Noviembre 2011
La lucha por la
emancipación de la Mujer, sin duda alguna, se debe dar junto a la lucha
socialista, y la liberación de la mujer, como construcción revolucionaria, se
va obteniendo a través de las conquistas que vamos realizando en la búsqueda de
este objetivo. Luchar y conseguir estas reivindicaciones básicas, forma parte
de esos requisitos obligatorios en la edificación de esa sociedad de iguales
que tanto soñamos. Dentro de esos derechos y esas reivindicaciones tan básicas
como necesarias se encuentra el pleno derecho que tiene la mujer a decidir
sobre su cuerpo, su salud sexual y su reproducción, el derecho a una buena
educación sexual que la libere y libere a la sociedad, el derecho al acceso
libre y gratuito a métodos anticonceptivos –como parte de su derecho a la
salud–, y el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, como reflejo del poder
de decisión que tiene sobre su cuerpo y su vida.
En la sociedad venezolana
actual, la casi inexistente educación sexual, el bajo acceso gratuito a los
anticonceptivos y una maquinaria mediática incitando constantemente al sexo
irresponsable, han generado inevitablemente un alto número de embarazos no
deseados y, casi de la mano de estos, abortos clandestinos inseguros, precarios, que traen consigo altos
números de muertes silenciosas de mujeres, o graves daños en sus sistemas
reproductivos, en sus cuerpos, siendo siempre las mujeres más pobres, las que
no tienen para pagarle a un mafioso de una clínica privada por un aborto
seguro, las que terminan muriendo. La gran cantidad de embarazos no deseados en
Venezuela son ya un problema de salud pública, un problema que debe ser
atendido –sin exagerar– con la misma urgencia y eficacia que a las amenazas de
los virus más peligrosos, o de las enfermedades más dañinas, pues la mitad de
la población está en riesgo y las políticas necesarias para vencer este flagelo
no pueden esperar más por ser aplicadas.
Sería muy irresponsable
pedir sólamente la despenalización del aborto como solución a esta terrible
problemática, si bien es uno de los derechos más necesarios, este debe venir
acompañado –como antes lo mencionaba– de toda una política de medicina
preventiva para que sea el último paso a dar como solución a los embarazos no
deseados, el abastecimiento gratuito y masivo de anticonceptivos a la población
debe ser inevitablemente uno de esos elementos, al igual que una educación
sexual de calidad, laica y liberadora, que además lleve a las mujeres a decidir
responsablemente sobre su reproducción.
Es esto un llamado pues, a
la sociedad toda, a las instituciones correspondientes, a los y las
revolucionarias, feministas, para que exijamos y luchemos por ésta conquista
que le debemos a la historia, que le debemos al futuro, que le debemos a las
próximas generaciones y que nos debemos a nosotras mismas.
"El grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la
emancipación general". Marx y Engels en La sagrada familia.
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