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LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA Y DEMOCRÁTICA DE POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO EN VENEZUELA

Rebeca E. Madriz Franco

Luis R. Delgado J.
Febrero 2016
Desarrollo de la democracia participativa en la Venezuela Bolivariana
 … “El genio se salió de la botella y ya no hay nadie que pueda regresarlo”.

El genio es el pueblo que ha saboreado el ejercicio del poder, su capacidad para decidir cada vez más sobre sus propios asuntos, aun cuando esto es un proceso que apenas está en sus comienzos.

Alí Rodríguez Araque

A partir de la victoria electoral del Presidente Hugo Chávez Frías, se inicia en nuestro país un nuevo periodo histórico signado por una serie de transformaciones sustanciales de la vida política venezolana. El Proyecto Nacional bolivariano, construido clandestinamente en los cuarteles durante los años 80, y posteriormente en el seno de la sociedad civil y los partidos políticos de izquierda, está cimentado en la necesidad de refundar la República y profundizar la democracia.

Documentos primigenios como el Libro Azul (Chávez, 2013), plasman entre sus objetivos, la necesaria construcción de un modelo democrático participativo que trascienda las limitaciones de la democracia liberal-burguesa representativa. Transitar de una democracia formal a una democracia sustantiva, ejercida por el pueblo de forma permanente. En ese texto seminal, Chávez plantea las siguientes consideraciones: Por tanto, el sistema de gobierno debe contar con los mecanismos, los cauces, los organismos y procedimientos para permitir a las mayorías nacionales ejercer control, participar y protagonizar el proceso de toma de decisiones políticas (p. 75). Más adelante, agrega:… el sistema político debe instrumentar los canales necesarios, tanto a nivel local como regional y nacional. Canales por los cuales corra el poder popular protagónico (p. 77).
No es casual entonces, que el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente fuese tanto la propuesta principal de campaña, como la primera medida tomada por el Presidente Chávez. Refundar la República y la democracia pasaba en primer lugar, por desmontar el andamiaje jurídico principal de un modelo político de país totalmente corrompido y agotado en las postrimerías del siglo XX.
Es así como se inicia un profundo proceso de debate que ocupa¨¡’ buena parte del año 1999. Todas las fuerzas vivas del país son convocadas y se realizan múltiples discusiones a lo largo y ancho de la geografía nacional, que finalmente refrendan la democracia participativa y protagónica en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2009). Carta Magna, que en su Artículo 5 reconoce que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la puede ejercer directa e indirectamente por medio de una serie de mecanismos legales y constitucionales.
Al respecto, el jurisconsulto Carlos Escarrá (2013) considera:
… sin duda, una de las grandes transformaciones que llevó impreso el cambio de paradigma de Estado que impuso nuestro texto constitucional se encuentra en la conceptualización de un nuevo sistema democrático, establecido sobre la base de una democracia protagónica y participativa que encuentra su eje fundamental en la intensificación y profundización del rol del pueblo en el ámbito de la actuación estatal concebida en su totalidad, donde el pueblo no solo participa en la vida del Estado en función de un sistema representativo, en el que se delega de manera casi absoluta el ámbito y las facultades que comportan el carácter soberano del que se encuentra investido, sino que por el contrario, se asume que el pueblo representa y compone un elemento medular de la existencia del Estado, y por consecuencia, encuentra ampliado su radio y ámbito de acción en cada uno de los aspectos que involucra la acción y proceder del Estado, en cada uno de los niveles del ejercicio del poder público (pp. 17-18).

En esta misma línea de pensamiento, el historiador y dirigente político Amílcar Figueroa (2007) plantea lo siguiente:
El proceso constituyente del 99 dejó a la nación venezolana una formidable ampliación de la democracia. La inclusión en la vida política del país de miles de ciudadanos y ciudadanas en épocas anteriores condenados a que su práctica democrática se restringiera únicamente a ejercer cada cinco años el derecho al voto fue, sin dudas, un logro muy importante (p. 33).

Estas citas, describen el proceso de expansión democrática que se ha realizado en Venezuela en los últimos 17 años. Con sus matices, defectos y retos por delante, el pueblo venezolano ha ganado en empoderamiento político, se ha dado un proceso de expansión significativa de la ciudadanía. La consigna, darle poder al pueblo, se ha traducido en nuevos derechos contemplados en la Constitución y en otros instrumentos jurídicos, avances legislativos que se han traducido en nuevas praxis democráticas, donde la población más allá de votar empieza a realizar ejercicios de control y autogobierno. Tal como dicen los académicos españoles Fernández Liria y Alegre Zahonero (2007), se trata de una verdadera fiesta ciudadana, republicana e ilustrada, que llena de contenido real las viejas promesas incumplidas por las revoluciones democráticas-liberales.
En nuestro país, se ha llevado a cabo un proceso de radicalización de la democracia, que como definió Laclau y Mouffe (2011) a mediados de los años 80 en el ya clásico Hegemonía y estrategia socialista, consiste en profundizar y expandir los principios democráticos liberales, transcendiendo el individualismo posesivo y construyendo cadenas de equivalencias entre las distintas luchas contra la opresión. De igual forma, se viene configurando lo que Zygmunt Bauman (2011) define, comunidad republicana, por medio del derecho de la ciudadanía a interferir, a participar en la construcción de las leyes que definen el orden. 
En relación al relanzamiento de la democracia en Occidente, Monedero (2012), brinda algunos elementos tomados de la experiencia latinoamericana, y en específico venezolana:
Se trata, por tanto, de articular formas de autodeterminación que puedan construir ese interés colectivo marcado por la corresponsabilidad. Es lo que hay detrás del planteamiento de transformar el Estado en un novísimo movimiento social (Santos) que lo repolitice, que reasuma las parcelas entregadas al mercado y que utilice su poder (su capacidad colectiva) con un ánimo democratizador que recoja el origen, el ejercicio y el resultado democrático (p. 251).

La democratización de la vida política venezolana ha impactado en el ámbito económico, social y cultural. La ciudadanía además de fortalecer y ampliar los derechos adquiridos por la democracia representativa (libertad de elegir y ser electo, libertad de asociación en partidos y gremios, libertad de opinión y expresión), ha asumido derechos de control, de cogobierno y autogobierno. Instancias como la Contraloría Social, el Consejo Federal de Gobierno, los Consejos Locales de Planificación Pública, los Consejos Comunales y las Comunas, dan cuenta del contenido formal e institucional de esa democracia participativa y protagónica consagrada por el texto constitucional.
Una nueva forma de democracia que da vida a un vigoroso Poder Popular, nuevas relaciones sociales de fuerza, que han acercado como nunca antes la sociedad civil de la sociedad política, el pueblo cada día va ganando poder de decisión, poder de control de la ejecución de las decisiones, es decir, ejercicio directo de la gestión (Delgado J. 2013). Evidentemente, pese a los avances en la materia, todavía el Poder Popular no se ha logrado instituir plenamente, el radio de acción de todos los sistemas de agregación comunal todavía apenas contempla un segmento modesto del territorio nacional, es decir, el viejo Estado sigue siendo prominente.
Transitar de una democracia formal a una democracia de alta densidad (Santos, 2008), pasa también por generar espacios deliberativos permanentes, nuevas instituciones flexibles y amplias donde la ciudadanía pueda construir colectivamente junto a los poderes instituidos las políticas públicas que más convengan al interés nacional. A lo largo de estos 17 años se han practicado estos ejercicios democráticos participativos en diversas oportunidades, pero lamentablemente no se han instituido de forma sólida, dependiendo muchas veces de la voluntad política de los funcionarios que ocupen espacios de dirección sustantiva. Es por ello que resulta esperanzadora la consolidación de los Consejos Presidenciales del Gobierno Popular.
Ahora bien, entrando al tema principal que nos compete en este escrito, a continuación presentamos algunos ejemplos relevantes, en los cuales el movimiento de mujeres organizado ha logrado participar en la construcción de leyes y políticas públicas, en beneficio de sus reivindicaciones sectoriales. Se ha tratado de verdaderos hitos históricos en la Venezuela republicana.

El proceso constituyente como ejemplo de construcción democrática de los derechos en favor de las mujeres
La constituyente de 1999, fue un escenario donde el movimiento de mujeres y feminista venezolano, actuó de forma protagónica y mancomunada, de hecho ha sido la última vez en que tanto las fuerzas de derecha como las fuerzas de izquierda coordinaron orgánicamente esfuerzos. Esta amplia unidad fue necesaria para garantizar los derechos de las mujeres en el nuevo texto constitucional, posteriormente la polarización política ha dificultado escenarios de este tipo. En este sentido, la investigadora Morelba Jiménez (2000), nos brinda un recuento importante de las distintas actividades y documentos que se desarrollaron en función de construir la agenda de las mujeres, y aspectos fundamentales que finalmente fueron incluidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Entre las actividades, instancias e insumos que destaca Jiménez (2000) se encuentran los siguientes: a) “Nosotras y la Constituyente”, actividad masiva organizada por la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres (CONGMU); b) “Las mujeres discuten un nuevo país”, cuaderno popular para estimular el debate constituyente; c) La Comisión de Derechos Sociales y de la Familia: Subcomisión Mujer, Niños, Adolescentes y Ancianos de la Asamblea Nacional Constituyente, fue un espacio de debate y recepción permanente de propuestas; d) “Mujer y Constituyente: Visión de país con ojos de mujer”, documento elaborado por la CONAMU, en su Comisión Mujer y Constituyente, este papel de trabajo fue suscrito por más de 16 organizaciones, incluyendo la CONGMU; e) “Mujer, Constituyente e Integración”, seminario internacional organizado por la Comisión de Derechos de la Mujer del Parlamento Latinoamericano, en el cual participaron más de diez países de la región, y desarrollaron un documento de propuestas; f) “Las mujeres y la Constituyente: propuestas para asegurar la equidad de género y la democracia”, documento elaborado y presentado por la Comisión Bicameral para los Derechos de la Mujer del Congreso de la República; g) El Polo Patriótico de Mujeres y la Alianza de Mujeres Manuela Sáenz (ALMAS), también presentaron una serie de consideraciones; h) otra propuesta fue la presentada por la Red de Población y Desarrollo Sustentable (REDPOB); i) De igual forma, la Red Universitaria Venezolana de Estudios de las Mujeres, presentaron sus propuestas a la ANC; j) Finalmente, destacó el seminario “Encuentros de mujeres en espacios de poder político nacional y local”, en el cual se plasmaron una serie de iniciativas para enriquecer el debate constituyente.
García y Jiménez (2000) advierten que el debate constituyente fue muy intenso en relación a los derechos de las mujeres, porque confrontó las ideas de un sector de la población femenina ganada a profundizar la democracia en todos los ámbitos sociales, incluyendo las relaciones entre los sexos, contra un sector de mujeres venezolanas tuteladas ideológicamente por la jerarquía de la Iglesia Católica, promotora del conservadurismo, de la visión de la mujer como madre-esposa-ama de casa, y no como ciudadana autónoma. En este sentido, Muñoz (2000) nos informa que fue necesario un agotador cabildeo y movilización de la opinión pública, para garantizar los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos, particularmente fue intenso el debate en torno al artículo constitucional donde se garantiza el derecho a la vida, la Iglesia infructuosamente intentó imponer que la vida se garantizaba desde la concepción, siendo esta propuesta derrotada imponiéndose una visión laica sobre el asunto.
Ahora bien, lo más importante de todo este proceso, es que gracias a estos debates y discusiones, se lograron construir colectivamente propuestas que fueron insertas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Entre estas iniciativas destaca en primer lugar, la visibilización y valoración de las mujeres como sujeto social mediante el uso de un lenguaje inclusivo y no sexista, logro en el orden simbólico de gran importancia para iniciar procesos de erradicación de la exclusión y promoción del empoderamiento de la población femenina.
En este orden, destaca el artículo 21, el cual condena toda forma de discriminación, entre las cuales se ubican aquellas fundadas en el sexo, en función de avanzar en la conquista de la igualdad sustantiva, es decir, la igualdad real y efectiva de todas las venezolanas y los venezolanos. Gracias al contenido de este artículo puede establecerse la adopción de medidas positivas en favor de aquellos grupos históricamente discriminados, marginados y vulnerables, principalmente las mujeres (Plataforma Unitaria de Lucha de las Mujeres Patriotas y Revolucionarias, 2015).
De igual forma, el artículo 75 de la CRBV instituye un nuevo concepto de familia con perspectiva feminista, más allá del individualismo posesivo y el Patriarcalismo, se reconoce la mujer jefa de familia, al disponer que: "Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia".
Por otro lado, el artículo 76, instituye la protección integral de la maternidad y exige las responsabilidades compartidas del padre y la madre en las labores de crianza, además que abre las posibilidades para construir una legislación especial que amplíe y actualice los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres (Plataforma Unitaria de Lucha de las Mujeres Patriotas y Revolucionarias, 2015). Este artículo de forma tácita reconoce el necesario derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, teniendo en cuenta que de forma explícita el artículo establece: Las parejas tienen derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer la información y los medios necesarios que les aseguren el ejercicio de este derecho. Un contenido que debe contextualizarse en el hecho que el Estado garantiza el derecho a la vida desde el nacimiento.
Finalmente, el artículo 88 constitucional, establece de forma clara y firme el reconocimiento del trabajo del doméstico como actividad económica que crea valor agregado y que produce riqueza y bienestar social, un hecho sin precedentes que permite la construcción de importantes políticas públicas tendientes al reconocimiento de las amas de casa como trabajadoras y a la socialización de labores de cuidado.

Construcción colectiva y democrática de políticas públicas de género desde el INAMUJER
Posteriormente, desde el Instituto Nacional de la Mujer (INAMUJER), dirigido por la lideresa María León, se realizaron varios ejercicios democráticos y participativos para la construcción de políticas públicas a favor de de las mujeres venezolanas. Por medio de los Puntos de Encuentro, esta institución creada en revolución, logró organizar, formar y movilizar a miles de mujeres a lo largo del territorio nacional, permitiendo conformar una plataforma de consulta para la formulación y validación de políticas públicas. 
Entre los eventos más resaltantes y de suma importancia en materia de discusión y construcción colectiva de la gestión institucional, destaca el I Congreso de los Puntos de Encuentro de INAMUJER celebrado en octubre de 2007, que reunió luego de un proceso preparatorio en todos los estados del país, más de 2000 delegadas, voceras de las más de doscientas mil mujeres que en aquel entonces se agrupaban en los puntos de encuentro a nivel nacional. En dicha actividad se discutieron estos puntos: 1) Poder Popular, Consejos Comunales y Puntos de Encuentro; 2) Reforma Constitucional y Ley Habilitante; 3) Socialismo del Siglo XXI, solidaridad internacional y lucha antiimperialista; 4) Puntos de Encuentro: Balance y perspectiva; 5) La institucionalidad que necesitamos; 5) Violencia contra las mujeres (INAMUJER 2007). Debemos señalara, que gracias a este evento se motivó la creación de un ministerio que desde el gabinete ejecutivo nacional trabajase en función del programa de vindicaciones y reivindicaciones de las mujeres venezolanas.
Más adelante en abril de 2008, se llevó a cabo en Caracas, el Congresillo organizado por INAMUJER, “Lo que las mujeres le proponen a la Ministra de Estado para Asuntos de la Mujer”. En dicha actividad participaron 700 mujeres de distintos territorios y sectores del país, las cuales se agruparon en 15 mesas de trabajo para discutir los siguientes temas: 1) Área Jurídica; 2) Participación Política; 3) Política Comunicacional; 4) Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres; 5) Cooperación, complementariedad y sororidad internacional; 6) Educación y empoderamiento de las mujeres; 7) Economía y lucha contra la pobreza; 8) Trabajo y seguridad social; 9) Estadística y visibilización de las mujeres; 10) Vivienda y hábitat; 11) Salud; 12) Ciencia y Tecnología; 13) Asuntos municipales de la mujer; 14) Ambiente y desarrollo con visión de género; 15) Cultura. Esta actividad permitió realizar al naciente Ministerio de Estado de Asuntos de la Mujer, un diagnóstico general de las principales necesidades de las mujeres, y definir las principales líneas de acción para el plan estratégico 2008-2013, en el marco del Proyecto Nacional Simón Bolívar (INAMUJER 2008).
Estas dos actividades mostraron de forma ejemplar prácticas de construcción colectiva de las políticas públicas, sin embargo, al no instituirse, dependían de la voluntad política de la dirección institucional, en ese caso afortunadamente bajo el mando de una revolucionaria con gran amplitud y espíritu democrático.

Construcción colectiva y democrática de políticas públicas de género desde el MINMUJER: El Plan Mamá Rosa  
Ahora bien, luego de estas importantes experiencias desarrolladas, afortunadamente, existe una voluntad política, la cual ha tenido continuidad desde el mandato del Presidente Hugo Chávez Frías hasta la gestión del Presidente Nicolás Maduro Moros, en empoderar cada día más a las mujeres venezolanas, en lograr que las mismas amplíen de forma sustancial su ciudadanía.
El Plan de la Patria 2013-2019, plantea en su objetivo estratégico 2.2.4: Consolidar la equidad de género con valores socialistas, garantizando y respetando los derechos de todos y todas… definiendo a su vez como objetivos generales:
2.2.4.1: Profundizar la participación política y protagónica de las mujeres.
2.2.4.2: Incorporar la perspectiva de la igualdad de género en las políticas públicas promoviendo la no discriminación y la protección de los grupos socialmente vulnerables.
2.2.4.3: Generar políticas formativas sobre la perspectiva de igualdad de género y diversidad sexual.
2.2.4.4: Promover el debate y reflexión de los derechos de la comunidad sexo-diversa.

Una vez que inicia su periodo, el Presidente Maduro Moros, convoca a la joven dirigente socialista Andreina Tarazón, para que asuma el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género. Desde dicha gestión que se desarrolla entre los años 2013 y 2015, nos tocó la responsabilidad de dirigir y hacer parte del Viceministerio para la Participación y Formación Socialista de la Mujer, posteriormente denominado Viceministerio para la Igualdad de Género y No Discriminación.
Con el aval del Presidente Maduro Moros, la Ministra Tarazón, toma una serie de iniciativas para construir colectiva y democráticamente las políticas públicas de género a desarrollar el MINMUJER. Entre estas iniciativas queremos destacar las siguientes, porque nos tocó la responsabilidad de organizar directamente su ejecución.
En primer lugar, debe destacarse el amplio debate realizado a mediados del año 2013, entre los meses de julio y septiembre, que tuvo como producto la elaboración colectiva del Plan para la Igualdad y Equidad de Género “Mamá Rosa” (2013-2019), plan que define las áreas y los fundamentos de las políticas públicas que debe realizar el MINMUJER en este periodo constitucional.
El Plan para la Igualdad y Equidad de Género “Mamá Rosa”, constituye el tercer plan de este tipo elaborado en el marco del Proceso Bolivariano. Es un plan sectorial que se inscribe en el Plan de la Patria (2013-2019), y traza las políticas fundamentales que orientan al Gobierno Bolivariano, y en especial al Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, en materia de políticas públicas tendientes a la despatriarcalización progresiva de la sociedad venezolana.
Este documento cuyo borrador fue construido por la Dirección de Políticas Públicas del MINMUJER, fue debatido en todo el territorio y por representaciones de los distintos sectores sociales del país. Se desarrollaron en total, 24 asambleas estadales y 31 asambleas nacionales sectoriales, con una participación total, superior a las 17.000 mujeres. Trabajadoras, campesinas, indígenas, afrodescendientes, artistas, jóvenes, militares, entre otras, fueron parte de los sectores más representativos que debatieron en asambleas públicas.

El Consejo Presidencial de Gobierno Popular  de  las Mujeres (CPGPM): las mujeres construyen sus políticas públicas junto al Gobierno Bolivariano
En el desarrollo de espacios de participación democrática de la sociedad en función de la elaboración de políticas y acciones gubernamentales, sin duda los Consejos Presidenciales de Gobierno Popular son la principal iniciativa tomada en los últimos años, en función de institucionalizar espacios de articulación Sociedad Civil-Ejecutivo Nacional.
De acuerdo al documento elaborado desde el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, el Consejo Presidencial de Gobierno Popular  de  las Mujeres:
Es un órgano popular, deliberativo, articulado e integrado por organizaciones de mujeres, movimientos feministas, colectivos de mujeres, mujeres de sectores sociales específicos y organizaciones territoriales que deliberan y hacen propuestas sobre la problemática relativa al sector femenino. Igualmente, opinan respecto a las posibles soluciones en asuntos de su competencia y realizan funciones de asesoría para la toma de decisiones políticas que sirven para dar cumplimiento a los objetivos, estrategias y políticas en materia de igualdad y equidad de género.

La configuración de este espacio democrático se plantea como un órgano de gobierno popular entre las organizaciones sociales y las instituciones del Estado para el ejercicio del poder que contribuya a la elaboración, ejecución y control de las políticas, planes, programas y proyectos desde los aportes y  recomendaciones de las organizaciones del Poder Popular.
El CPGPM es un instrumento del Poder Popular para la construcción de una sociedad inclusiva, el cual incorpora novedosas formas de relacionamiento entre el Poder Público y la sociedad organizada, funda innovadoras maneras de hacer política, logrando un ejercicio del poder que impulse una democracia sustantiva. Es así como se constituye una instancia que permite al Poder Popular proponer políticas públicas para desarrollar en el ámbito social en favor de los derechos de las mujeres y por la igualdad de género.
El CPGPM está integrado por los siguientes sectores:
Más de 490 movimientos de Mujeres de carácter  Nacional, Estadal y Municipal; Trabajadoras, Madres del Barrio, Madres Procesadoras de alimentos, Comuneras, Campesinas, Jóvenes, Estudiantes, Afrodescendientes, Enfermeras, Maestras, Mujeres con algún tipo de discapacidad, Primeras Combatientes de los Estados y Municipios, Amas de Casa, Pescadoras, Movimiento de Mujeres por la Paz y la Vida, Defensoras Comunales, Adultas Mayores, Milicianas, Mujeres de los Partidos Políticos, Deportistas, Militares, Amas de Casa, Intelectuales, Comunicadoras Populares, Motorizadas, Servidoras Públicas, Diputadas, Petroleras, Indígenas, Ecologistas.
Entre las políticas públicas más importantes desarrolladas a partir de la elaboración colectiva del CPGPM, destacan las siguientes: Programa “Luisa Cáceres de Arismendi” en beneficio de las mujeres privadas de libertad (Ministerio del Poder Popular para Servicios Penitenciarios); Plan de Derechos Sexuales y Reproductivos, Plan Nacional contra el Cáncer de Mama (Ministerio del Poder Popular para la Salud); Programa “Flora Tristán”, para el impulso de los Centros de Educación Inicial (Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo); Programa “Mujer y Buen Vivir” (Ministerio del Poder Popular para la Juventud y el Deporte); Observatorio de Medios “Carmen Clemente Travieso” (Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género), entre otras.  

A modo de conclusión
La Revolución Bolivariana como proceso de radicalización de la democracia, ha implicado la construcción de espacios para la participación y el autogobierno popular. La conformación de un nuevo poder que de contenido definitivo a la democracia participativa y protagónica consagrada en la Constitución Nacional, ha sido un esfuerzo continuo durante estos 17 años. La configuración de la Contraloría Social, del Consejo Federal de Gobierno, los Consejos Presidenciales del Gobierno Popular, los Consejos Locales de Planificación Pública, los Consejos Comunales y las Comunas, son esfuerzos concretos, que todavía faltan por consolidar.
En este sentido, las mujeres no han estado ausentes de este proceso, han sido sujetos protagónicos. En el caso de la defensa de su propia agenda de lucha, las mujeres han contado con el respaldo del Gobierno Bolivariano, para construir de forma colectiva y democrática políticas públicas de género. Experiencias exitosas como la elaboración del Plan Mamá Rosa y el Consejo Presidencial de Gobierno Popular  de  las Mujeres son pruebas de ello.
Sin embargo, para hacer irreversible estos cambios, es menester que los mismos se institucionalicen, que no sean fruto solo de la voluntad política de los responsables gubernamentales de turno. Si no es así, los retrocesos no se harán esperar, porque la lógica de la representatividad terminará imponiéndose.
De igual forma, es menester un cambio de conciencia de la ciudadanía: pasar de la pasividad a la activación permanente. Trascender el paternalismo y convertirnos en protagonistas de nuestra historia.

Bibliografía
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