Yhosmary Franco
Enero 2012
Las enfermedades
ocupacionales más comunes declaradas ante el Instituto Nacional de Prevención,
Salud y Seguridad Laborales (Inpsasel) son el lumbago ocupacional, trastornos
del disco intervertebral y el síndrome del túnel carpiano; enfermedades
causadas por trabajos rápidos, repetitivos, que exigen la permanencia inmóvil
en equipos de mala adaptación ergonómica. Están relacionadas a trabajos
ejercidos principalmente por mujeres, ya que han sido feminizados producto de
la división sexual del trabajo, y la naturalización del hecho de que las
mujeres necesariamente sirven para ocupar espacios específicos relacionados al
cuidado, servicio y mantenimiento: como lo son los trabajos secretariales y
administrativos, de costureras, cocineras, entre otros.
También observamos que las
enfermedades ocupacionales relacionadas con agentes biológicos son sufridas
esencialmente por mujeres en un 61%, esto se debe a la mayor presencia de las
mujeres en las áreas de sanidad.
En las industrias textiles
donde la mayoría son mujeres, las enfermedades más comunes son por causa de la
monotonía, del ruido de las máquinas, posiciones de trabajo, esfuerzo físico,
quemaduras y cortadas por la manipulación de planchas y tijeras, o contacto con
sustancias químicas que se utilizan en tintorería, exposición a la humedad en
las lavanderías. Todas condiciones que impactan drásticamente en la salud de
las trabajadoras.
Casi siempre se cree que las
enfermedades causadas por estas tareas son menos importantes, pero aunque los
riesgos parecen “invisibles” por padecerse en el largo plazo, tienen
consecuencias de por vida. Sabemos que los trabajadores también se ven
sometidos a enfermedades ocupacionales, la diferencia es a la hora de reconocer
los derechos de seguridad y salud laboral, y es aquí donde se observa una clara
desigualdad por razón de género.
Por otro lado, la mayoría
de las mujeres sufrimos enfermedades ocupacionales que no son reconocidas como
tales por la ley, ya que son producto de un trabajo invisibilizado, no
remunerado: el trabajo del hogar. Un trabajo que sin duda expone a las mujeres
a lesiones y accidentes constantemente, además de las demás enfermedades a las
que cualquier ambiente laboral nos hace vulnerables. Tenemos aquí otra bandera
de lucha que levantar y un desafío por superar.
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