Eglims Peñuela Lovera
Junio
2014
Definición de conceptos básicos
¿Qué es el sexo?
El sexo es un
concepto biológico.
Trata de un
conjunto de características biológicas que definen la pertenencia sexual de las
personas. Frecuentemente hacemos alusión al sexo como sinónimo de genitales, es
decir, refiriéndonos a los órganos sexuales. Semánticamente, esta es una de las
acepciones aceptadas.
Determinar el
sexo de una persona al nacer, suele ser un acto médico que marca el inicio de
un proceso de educación informal, a través de pautas de relación que son diferentes
para las niñas y para los niños.
No obstante, la
concepción de sexo no es binaria. Precisarla de esta manera sería excluir
diversas expresiones biológicas, que representan una variedad de definiciones
sexuales.
¿Qué es el género?
Es una
construcción sociocultural, a través de la cual se asignan comportamientos a
cada persona, tomando como referencia el sexo con el que haya nacido.
La
diferenciación sexo-género2 permite establecer los ámbitos conceptuales para
cada noción, y así delimitar aquellas diferencias entre hombres y mujeres que
son biológicas, es decir, sexuales, de aquellas que son sociales y culturales o
por razones de género.
Desde incluso
antes del parto, con la compra de la ropita de bebé, la canastilla, la cuna y
los demás preparativos, frecuentemente todo en color rosado para ellas y azul
para ellos, ha empezado la socialización diferencial de género. A partir de
allí, todas las relaciones de los padres, familiares y entorno social hacia
quien acaba de nacer estarán determinadas por comportamientos, actitudes,
valoraciones y expectativas que son diferentes para las hembras y los varones.
Todo este proceso es social, es parte fundamental de la cultura y se desarrolla
partiendo de un diagnóstico médico sobre la condición biológica: el sexo. En
este sentido, no existe ninguna base biológica que determine las relaciones
sociales que son habituales en el mundo patriarcal.
La cuestión es
que popularmente las sociedades, y por ello las personas, tienen la creencia de
que muchos de los comportamientos, características, así como tareas y funciones
que se le endosan a las mujeres y a los hombres tienen su razón de ser en el
hecho de haber nacido hembras o varones, es decir, por ser de sexo femenino o
masculino.
Las tareas
domésticas y el cuidado de los hijos son roles asignados a las mujeres, y por
ende, confinadas al ámbito privado o del hogar, mientras que a los hombres se
les asignan las tareas productivas, el rol de proveedores y el ámbito público o
de la calle. Por supuesto, estas tareas y funciones no tienen la misma
valoración social. Socialmente, el trabajo doméstico realizado por las mujeres
no es visibilizado, ni remunerado, es menospreciado y no se considera trabajo,
el trabajo fuera del hogar es remunerado, considerado productivo, visibilizado
y altamente valorado. Cuando los hombres realizan tareas domésticas son
sobrevaloradas y consideradas una “ayuda” o “colaboración”, una cualidad rara y
peculiar que los reviste de excelencia. Esto sucede porque prevalece la
ideología patriarcal que considera que estas funciones son “naturales” en las
mujeres.
“El género es
una construcción social e histórica de los contenidos simbólicos de lo femenino
y lo masculino en articulación con clase social, etnia, raza, grupos de edad,
institucionalidad, etc., a partir de las diferencias biológicas de los sexos”
(Huggin ́s, M. 2005.:15).
¿Qué es un es estereotipo?
Es un
componente cognitivo del prejuicio, que engloba unas creencias sobre una
categoría social.
Por ejemplo: En
sociedades culturalmente racistas, existe la creencia que la mayoría de la
población afrodescenciente tiende a ser delincuente.
¿Qué es un estereotipo de género?
Se trata de una
creencia admitida de que existen unas características y comportamientos
apropiados diferentes para los hombres y las mujeres.
¿Qué son los roles de género?
Manifestaciones
de los estereotipos de género en el quehacer de cada día, a través de los
cuales se asignan deberes sociales a cada uno de los géneros.
Por ejemplo:
según la cultura patriarcal, es propio de las mujeres las labores de limpieza y
de cuidado.
¿Qué es el sexismo?
Es la práctica
que busca resaltar las diferencias entre hombre y mujer, a partir de las
construcciones de género establecidas por el patriarcado, reproduciendo
conductas cargadas de prejuicios y políticas vejatorias y ultrajantes para las
mujeres.
¿Qué es el androcentrismo?
Es la visión
del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino.
A partir de la concepción de que la mirada masculina es la única válida y
universal. Implica también la invisibilidad de las mujeres y sus concepciones,
imposibilitando observar el mundo y la vida desde la mirada femenina y
silenciando las propuestas y aportes que puedan hacer.
Sobre la violencia mediática contra las mujeres
Los medios de
comunicación constituyen importantes instrumentos de reproducción de
ideologías, y con ello de formación de personalidades. Es por eso inevitable
que asuman una posición, de aprobación o reprobación, frente a la opresión de
género y patriarcal.
Durante la
realización de la IV Conferencia sobre la Mujer realizada en Beijing en 1995,
se orienta “Alentar a los medios de comunicación a que examinen las
consecuencias de los estereotipos sexistas, incluidos aquellos que se perpetúan
en los anuncios publicitarios que promuevan la violencia y las desigualdades de
género”.
Cinco años
después, en la Declaración final de Beijing +5 en el 2000, se afirma que “Las
imágenes negativas, violentas o degradantes de la mujer, incluida la
pornografía, han aumentado, recurriendo a nuevas tecnologías de la información
en algunos casos, y los prejuicios contra la mujer siguen existiendo en los
medios de difusión”.
En Venezuela,
existe un instrumento legal que conceptualiza la violencia que se pueda ejercer
en los medios de comunicación contra las mujeres. Así lo establece la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la cual
en su artículo 15 define la violencia mediática y la violencia simbólica:
“15. Violencia
mediática: Se entiende por violencia mediática la exposición, a través de
cualquier medio de difusión, de la mujer, niña o adolescente, que de manera
directa o indirecta explote, discrimine, deshonre, humille o que atente contra
su dignidad con fines económicos, sociales o de dominación.
17. Violencia
simbólica: Son mensajes, valores, iconos, signos que transmiten y reproducen
relaciones de dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones
sociales que se establecen entre las personas y naturalizan la subordinación de
la mujer en la sociedad”.
Discursos que constituyen violencia simbólica y mediática
contra las mujeres
Machismo
Es el
planteamiento que otorga superioridad a los hombres sobre las mujeres, en todos
los aspectos de la vida. En algunos casos sostiene una supuesta superioridad
biológica.
Misoginia
Discurso
mediante el cual se construye y reproduce el odio y la hostilidad hacia las
mujeres, y a todo aquello que se asocie con lo tradicionalmente considerado
femenino.
Homo-lesbo-transfobia
Aversión y
antipatía hacia las personas que integran la diversidad sexual, expresada
muchas veces a través de prácticas burlescas. Es también la imposibilidad de
reproducir la imagen de la sexodiversidad, sin que ello constituya un acto de
irrespeto.
Ginopia
Trata de la
incapacidad de visibilizar lo femenino y la perspectiva de las mujeres,
producto de la ideología androcéntrica.
Recursos discursivos empleados para ejercer violencia
mediática y simbólica
Estereotipación
Es la acción
mediante la cual se reproducen ideas donde se asignan conductas y
comportamientos de género a las personas, según sus características sexuales.
Ejemplo: Las tareas de cuidado son asignadas, muchas veces, a las niñas
mediante juegos y/o juguetes.
Cosificación
Es el acto de
representar o tratar a una persona como a un objeto (una cosa no pensante que
puede ser usada como uno desee). Y más concretamente, la cosificación sexual
consiste en representar o tratar a una persona como un objeto sexual, ignorando
sus cualidades y habilidades intelectuales y personales y reduciéndolas a meros
instrumentos para el deleite sexual de otra persona.
Tips para identificar la cosificación:
·
La
imagen muestra únicamente una parte o partes del cuerpo de la persona.
·
Muestra
la imagen a una persona sexualizada que actúa como soporte para un objeto.
·
Muestra
la imagen a una persona sexualizada que puede ser intercambiada o renovada en
cualquier momento.
·
Muestra
la imagen a una persona sexualizada que está siendo vejada.
·
Sugiere
la imagen que la característica definitoria de la persona es su disponibilidad
sexual.
·
Muestra
la imagen a una persona sexualizada que puede ser usada como una mercancía o
alimento.
·
Trata
la imagen el cuerpo de una persona sexualizada como si fuese un lienzo.
Invisibilización
La
invisibilización de las mujeres en los medios de comunicación se entiende como
la ausencia de publicaciones que informen sobre eventos relacionados con
mujeres, los cuales estimulen su crecimiento o su lucha.
Espectacularización
La
espectacularización de las mujeres en los medios de comunicación trata de la
sobreexposición de su imagen con fines violentos, como la mercantilización del
cuerpo femenino, la apología a los delitos contra las mujeres, o la
estereotipación de género.
Es importante
aclarar que, en muchas ocasiones, los medios de comunicación suelen combinar
dos recursos discursivos que parecen contradictorios entre sí, ellos son la
invisibilización y la espectacularización. Es común encontrar medios de
comunicación que tienen un bajísimo número de publicaciones referidas a las
mujeres, significando el ejercicio de la invisibilización femenina, pero al
mismo tiempo, esas pocas publicaciones referidas a las mujeres realizadas se
hacen en forma de espectacularización y constituyen un acto de violencia.
Fórmulas para el empleo de un lenguaje inclusivo y no
sexista
María Jesús
Izquierdo afirma lo siguiente: “El lenguaje sirve a dos propósitos: la
comunicación y el pensamiento, por eso es tan importante reflexionar sobre los
conceptos que se utilizan y el modo en que se hace, ya que, esa reflexión nos
permite reconsiderar cómo conocemos el mundo. Es importante no olvidar que el
conocimiento científico es eminentemente conceptual.”
Mucho de los
cambios que una sociedad pueda emprender inician en el lenguaje. La
construcción de los pensamientos de una persona empieza con la decodificación y
codificación de los mensajes captados y emitidos respecto a una idea. Sin
embargo, tal como dice la UNESCO “el lenguaje no es una creación arbitraria de
la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra
percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las
experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona
nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo.”
Aún cuando
exista resistencia, es posible cambiar el lenguaje. Se hace necesario
transformarlo en función de desnaturalizar la violencia contra las mujeres, y
al mismo tiempo visibilizarlas. Los medios de comunicación pudieran emplear el
lenguaje para construir una ideología de equidad entre las personas, sin
importar la diferencia sexual.
La
invisibilización de las mujeres representa un acto de violencia, en el sentido
de negar la participación de ellas en la cotidianeidad de la vida pública
humana. Así se ha hecho desde la narración de la historia, y se hace
cotidianamente en los registros elaborados por los medios de comunicación. Esto
no tiene que ver con una ausencia de las mujeres en los eventos históricos;
sino con una visión androcéntrica del mundo y la discriminación machista.
El sexismo en la gramática
En la práctica,
el masculino sirve para nombrar el femenino, pero no hay ninguna norma
gramatical que lo especifique. Si hay palabras adecuadas para nombrar a cada
persona, usar el masculino para nombrar a las mujeres, es ocultar la realidad.
Existen en
nuestra lengua otras alternativas que se pueden utilizar, que no invisibilizan
y son incluyentes:
·
Uso
de genéricos, como por ejemplo, la población en lugar de los habitantes o la
ciudadanía en lugar de ciudadanos. Otra posibilidad es usar “las personas...”.
·
Uso
de abstractos en adjetivos, profesiones o cargos, como por ejemplo, “la
jefatura” en lugar de “el jefe”.
·
Cambiar
la persona verbal. Ejemplo: “Usted tendrá más seguridad....” En vez de “El
consumidor estará más seguro...”.
·
Muchas
de las palabras usadas cambian su significado de acuerdo al sexo al que se
refiera. Ejemplo: Hombre público: “el que interviene en los negocios
políticos”, Mujer pública: “prostituta”.
·
Nombrar
en femenino las profesiones significa no sólo reconocer que las mujeres
trabajan en todas las profesiones existentes, sino además que éstas no tienen
limitaciones debido a su sexo.
Recomendaciones puntuales:
·
Introducir
la perspectiva de género, para poner de manifiesto las diferencias y
desigualdades entre los sexos.
·
Incrementar
el protagonismo de la mujer en los medios de comunicación, ampliando, por
ejemplo, sus citas textuales o las imágenes en las que aparecen como
protagonistas de la noticia.
·
Presentarlas
en las mismas condiciones que a los hombres, no subordinadas ni dependientes.
·
Nombrarlas
con su nombre y apellido.
·
Cuando
se hace referencia expresa a los dos sexos, alternar el orden de presentación.
·
Utilizar
el femenino en cargos y profesiones.
Evitar estereotipos sexistas como:
·
Alusiones
innecesarias al aspecto físico y a la vestimenta de las mujeres y valoraciones
subjetivas respecto a la belleza. Ejemplo: “La hermosa abogada…”, “la esbelta
joven…”, “la simpática diputada…”.
·
Hombres
y mujeres desempeñando papeles tradicionales (como por ejemplo, las mujeres ligadas
a las tareas domésticas).
Recomendaciones para la elaboración de contenidos
mediáticos libres de sexismo
·
Hablar
de mujeres reales, sin imágenes discriminatorias. Abstenerse de usar
descripciones de mujeres que incluyan su estado físico y situación conyugal y/o
familiar, a menos que sea esencial para la noticia. Una buena comprobación es
preguntarse si se incluiría la misma información en caso de que fuera hombre.
·
Respetar
el equilibrio entre sexos en la elección de personas “expertas” o testigos.
·
Reforzar
el equilibrio de las noticias preparando una lista de mujeres dispuestas a dar
sus opiniones.
·
Dar
a las mujeres su propio título, nombre y voz, no “la esposa del Sr. o del Dr.
García”.
·
Promover
responsabilidades compartidas y defender derechos humanos, evitando una imagen
de mujer como dependiente.
·
Conocer
las instituciones nacionales que deben proteger los derechos humanos
(especialmente de las mujeres). Valorar a qué recursos tienen acceso y control
hombres y mujeres.
·
Denunciar
la opresión en general y particularmente de las mujeres.
·
Denunciar
aquello que les adjudican a las mujeres desde el estereotipo o convención.
Referencias bibliográficas
Asociación
Andaluza por la Solidaridad y la Paz (ASPA). Educación en Valores desde la Perspectiva de Género. Sin año.
Defensoría
del Pueblo. Fundación Juan Vives Suriá. “Lentes
de Género. Lecturas para desarmar el patriarcado". Serie Derechos
Humanos. N°1 Género y Derechos de las Mujeres. 2010.
HELDMAN,
Caroline. "Sexual Objectification,
Part 1: What is it?". Artículo digital visualizado en
http://carolineheldman.me/2012/07/02/sexual-objectification-part-1-what-is-it/
IZQUIERDO,
María Jesús. El Malestar de la
desigualdad (1998).
LAGARDE,
Marcela. El Castellano, una lengua de
caballeros. 1996.
UNESCO. Recomendaciones para un uso no sexista del
lenguaje. Sin año.
Universidad
Nacional Autónoma de Honduras. Fondo de Población de Naciones Unidas en
Honduras. UNFPA. Comunicación, Género y
Prevención de Violencia. Manual para Comunicadores y Comunicadoras. 2009.
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