Por: Género con Clase
Octubre
2011
La Cuarta Conferencia
Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer realizada en Beijing (1995),
junto a otras organizaciones como la Unión Mundial de Mujeres Rurales,
propusieron que se proclamara un día como el Día Mundial de la Mujer Rural, no
es casual además que esta fecha sea inmediatamente anterior al Día Mundial de
la Alimentación que se conmemora el 16 de octubre de cada año.
Según datos de la FAO, las
mujeres producen entre el 60% y 80% de los alimentos en los países en
desarrollo, y la mitad de la producción mundial total. Las trabajadoras del Campo han estado
vinculadas a la agricultura desde su propia invención, y aun hoy juegan un
papel primordial en la soberanía alimentaria como bien lo grafica la cifra
precedente. Sin embargo la realidad de nuestras mujeres rurales no deja de
estar infravalorada, producto de la función que cumple el patriarcado en la
vida cotidiana, naturalizar la inferioridad y la precariedad femenina.
Varios aspectos son
centrales en este sentido, uno de ellos es la necesaria valoración de los
conocimientos de nuestras campesinas, un saber que es necesario rescatar pues
se trata de un pasado cargado de aportes a la sociedad que se les niega a las
mujeres, y que resultan esenciales, especialmente en lo que tiene que ver con
los procesos de las semillas y sus diversas propiedades, pero sobretodo se
trata de un futuro que implica transformar las relaciones capitalistas de
producción en el campo, desmercantilizando los aportes que desde éste ámbito se
realizan.
Se trata de transformar
unas relaciones que han ido en detrimento de nuestro planeta y que se plantea
una alternativa política a la vorágine capitalista: la agro-ecología como
posibilidad sustentable de garantizar la soberanía alimentaria de nuestros
pueblos, promoviendo una alimentación integral y la salud de la población. La
propuesta feminista que plantean nuestras mujeres del campo es una alternativa
clara al sistema capitalista –patriarcal que tienden a colonizar, patentar y
privatizar los conocimientos.
Nuestras mujeres
trabajadoras del campo juegan un papel fundamental en el futuro de la
construcción socialista en nuestro país, pues sus aportes representan un paso
definitivo en la soberanía alimentaria y por lo tanto en la soberanía de la
patria, y desde sus propias experiencias deben trazarse las líneas que hagan
sustentables la producción, distribución y el consumo de alimentos; lo cual
debe ir acompañado de una serie de cambios que toquen las relaciones sociales
entre mujeres y hombres y donde sean posibles prácticas sociales más
igualitarias. Esta propuesta, como todas las que giran en torno al socialismo
feminista son, fundamentalmente, una ética, una concepción del mundo basado en
la solidaridad y la corresponsabilidad.
Desde Género abrazamos la
iniciativa, los aportes a la soberanía alimentaria de nuestro pueblo y el
impulso revolucionario que vienen teniendo nuestros hermanos y hermanas de:
“TODAS LAS MANOS A LA
SIEMBRA”.
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