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IGUAL SALARIO POR IGUAL TRABAJO SIGUE SIENDO UNA LUCHA


Por Colectivo Género con Clase

Octubre 2011
El artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece: “Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se garantiza el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa”. 

Como vemos este artículo recoge el principio de “igual salario por igual trabajo” que  ha sido una de las consignas del feminismo desde finales de la II Guerra Mundial. Sin embargo, aunque parezca extraño, sigue siendo un fenómeno que está presente en la discriminación hacia las mujeres, y que se manifiesta en el hecho concreto de que las mujeres, haciendo el mismo trabajo que los hombres, ganamos menos.


Para el año 1975 la diferencia mundial entre salarios masculinos y femeninos estaba entre el 25% y el 30%, pero hay que decir que las cifras siguen siendo proporcionalmente iguales, y en América Latina hay países que rondan hasta el 42%. En el caso de Venezuela siendo uno de los más bajo del continente, la diferencia es de 20% (OIT, 2008), por lo que hoy en día esta consigna mantiene plena vigencia. 

Este fenómeno está relacionado con la feminización de empleos precarios, la discriminación por maternidad que sigue estando latente en nuestra sociedad pues suelen vincularse los permisos por maternidad a la imposibilidad de ascenso laboral o de aumento salarial, lo que pareciera un contrasentido. Asimismo, las empresas capitalistas especialmente tienden a desconocer el tiempo de permisos de maternidad y crianza de las y los hijos para contabilizar la antigüedad, al mismo tiempo que se vienen negando a crear centros de cuidado infantil en los sitios de trabajo, por lo cual resulta indispensable la organización de las trabajadoras y trabajadores para impedir los atropellos que históricamente se vienen cometiendo contra las mujeres y la clase trabajadora en su conjunto. Todos estos instrumentos son un mecanismo de aislamiento y perpetuación del capitalismo-patriarcal, que a toda costa necesita impedir la independencia económica plena de las mujeres, como premisa para nuestra liberación. 

En lo concreto, no se trata de listas patriarcales de salarios, se trata de un sistema que divide el trabajo por sexos,  y donde lo femenino es considerado inferior, negativo, o sin valor.  

Esta realidad se mantiene  pese a la formación cada vez mayor de las mujeres, pese a que hemos venido accediendo a espacios considerados hasta hace poco exclusivamente masculinos, pese a que algunas logremos estar en espacios gerenciales y de dirección, lo que demuestra que no es suficiente que las mujeres lleguen, sino que las mujeres que lleguen tengan una firma conciencia de clase y género, para seguir luchando en la conquista de los derechos que se nos han negado históricamente.

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